lunes, 27 de junio de 2011

Capítulo diez.

A la mañana siguiente, nos despertaron a las 8:30 para ir a desayunar todos juntos a las 9:00. Todos teníamos sueño, sobre todo yo, ya que el anterior día de venir no dormí absolutamente nada y ayer me acosté tarde. Fuimos a la cabaña principal, que era donde estaban esperándonos los monitores. Yo iba con los chicos, riéndome de las payasadas que hacían. Cuando llegamos, vi a Mel que estaba sola, así que fui a hablar con ella.
-Hola, Mel, ¿qué tal?
-Ah,... hola,... bueno,... ¿y tú?
-Bien, ¿qué te pasa?
-Nada, de verdad.
-No me lo creo, a ti te pasa algo. Venga cuéntamelo.
-Es que,... veras... anoche, cuando fui a la cabaña de las chicas, todas estaban con sus amigas y yo no estaba con nadie... y me empezaron a mirar raro, con cara de asco...
-Pero por eso no te preocupes, es normal, al principio siempre suele pasar eso en todas partes. Mira, si quieres, te puedes venir con los chicos y conmigo a desayunar, así no estarás sola.
-No sé,... me sentiría un poco acoplada...
-Que no, verás como te diviertes, venga, vente.
-Hasta que no diga que sí, no te vas a callar, ¿no?
-No. Me has pillado.
-Jajaja, bueno, vale.
Mientras estábamos desayunando, Mel y yo nos sentamos juntos en la mesa de los chicos, todos los chicos se le quedaron mirando con cara de "¿qué hace esta aquí?" Pero pronto intervine yo.
-Hey, chicos, esta es Melinda.
-Hola, Melinda-dijeron los pocos que estaban escuchando en ese momento.
-Mira, te voy presentando, si quieres.
-Vale...
-Estos de aquí son Álvaro, Luis, Juan, Fer, Héctor, Marcos y Matías. Estos otros que están haciendo el tonto con el papel son Alex, Hugo y Sergio. Y por último, estos dos que se ríen de las payasadas que hacen los demás son Áxel y Alberto.
-Encantada-comentó Mel, un poco avergonzada.
Empezamos a desayunar, para desayunar había cereales de chocolate, que según los profesores eran cagarrutas de conejo, pero nadie les creía; pan con mantequilla y mermelada, estaba rico el pan, la mermelada estaba un poco agria y la mantequilla ya estaba derretida; y, por último, teníamos unos bollitos, eran de chocolate y crema, estaban buenísimos y tenían una pinta que hacía que la boca se te hiciera agua.
Cuando acabamos de desayunar los monitores nos llevaron a hacer otro juego, pero este era más divertido. Teníamos que ir en grupos de seis; tres chicos y tres chicas. Mel y yo íbamos juntos y después nos juntamos con Alberto y Luis. Nos faltaban dos chicas, todos miramos alrededor y yo vi a una chica que estaba sola, así que fui a hablarle para ver si se venía a nuestro grupo.
-Hola, ¿cómo te llamas?
-Nuria, ¿y tú?
-Adri. Veo que no tienes grupo, ¿te vienes al nuestro?
-Vale, ¿por qué no? Como tu bien has dicho, no tengo grupo.
Fuimos a donde estaba mi grupo, nos faltaba una chica, pero veíamos que estaban todas ya juntas, hasta que Mel vio a una chica que le estaban diciendo que no podía ir en ese grupo porque ya eran tres chicas.
-Adri, ve tú a hablar con ella-comentó Mel.
-¿Y por qué no vas tú?
-Pues porque me da vergüenza.
-Pero tienes que intentar quitarte la vergüenza. Venga, ve a hablar con ella y así haces una nueva amiga. Ah, por cierto chicos, esta es Núria.
-¡Hola!-saludaron todos.
Melinda fue a hablar con aquella chica. La chica era más alta que ella pero no mucho, unos centímetros como mucho. Llevaba una camiseta que ponía "I love Nueva York", unos shorts blancos y unas converse negras. Cuando le vi la camiseta, me encantó, yo desde pequeñito he querido una camiseta de esas, pero como apenas podía irme de viaje por culpa del trabajo de mi madre, pues no he tenido nunca una camiseta de esas, aunque me encantaría.
-Hola, he visto que no tienes grupo, así que si quieres te puedes venir al nuestro.
-Hola, vale, gracias, pero... ¿cómo te llamas?
-Yo me llamo Melinda, pero me puedes llamar Mel, ¿y tú?
-Encantada. Yo soy Lucía.
Mel y Lucía vinieron al grupo. Mel le presentó a todos los que componíamos el grupo. Y le comenzaron a preguntar por qué no le dejaban estar en ese grupo.
-Una pregunta, Luci, ¿te puedo llamar así no?-preguntó Luis.
-Sí, por supuesto.
-Vale, pues a lo que iba, ¿por qué no te dejaban estar en ese grupo?
-Pues, sinceramente, no lo se. Ellos decían que era porque estaba lleno, pero en verdad, al principio yo llegué a ese grupo antes que esa otra chica-dijo señalando a una chica.
-Ah,... pues que raro, ¿no? Pero, bueno, ahora da igual, ya tienes grupo y seguro que lo vamos a arrasar-bromeó Alberto.
-Jajaja, ¡venga, vale!
Comenzamos el juego. La primera prueba era que teníamos que llevar, entre dos componentes del grupo, un globo de agua en el pecho  intentar que no se cayera. Teníamos que hacer ida y vuelta. A la vuelta se lo teníamos que pasar a otro grupo, pero solo lo podíamos coger con las manos en ese momento. Los primeros fueron Nuria y Luis. Nosotros les estábamos apoyando desde el punto de salida. No estuvo mal como lo hicieron, pero en el último momento, se les explotó el globo causando que se mojasen las camisetas. Cogieron otro globo que había en un cubo y comenzaron otra vez, pero en sentido contrario. Cuando llegaron nos lo pasaron a Mel y a mí. Lo hicimos a toda prisa, intentando que no se callera el globo y nos empapase. Hicimos una ida y vuelta perfecta y, aunque por el accidente de antes íbamos últimos, ahora habíamos remontado. Íbamos primeros. En cuanto llegamos, se lo pasamos a Alberto y Lucía. Lo hicieron de fábula. Ganamos la primera prueba.
Empezamos la segunda. Teníamos que coger unas manzanas con la boca. Las manzanas estaban sumergidas en agua y no las podíamos coger con las manos. Si las cogíamos con las manos, nos expulsaban de esa prueba. Comencé yo, ya que cuando el agua está un poco babeada me da un poco de repelús. Cogí tres manzanas de diez que habían. No estaba mal para ser la primera vez que lo hacíamos. Después, lo hizo Lucía, solamente pudo sacar una manzana. Pero no pasa nada, porque después Alberto sacó cuatro manzanas, dejando solamente dos. La siguiente fue Núria, pero no consiguió sacar ninguna porque se le metía el agua entre la nariz y eso era muy angustioso, así que su turno lo hizo Mel. Sacó todas las manzanas y lo hizo bastante rápido. A los demás les quedaban una, dos o tres manzanas por coger. Pero a nosotros ninguna, así que volvimos a ganar.
En la tercera y última prueba teníamos que coger un vaso de plástico lleno de agua, pasarlo por todos los componentes del grupo y conseguir llenar un recipiente. El vaso se nos cayó varias veces, ya que estaba lleno de babas y daba un poquito de cosa. Pero eso no impidió que volviésemos a ganar. Los monitores, al ver que habíamos ganado todas las pruebas, nos recompensaron después comiendo con un helado. Eran de vainilla, mi favorito, así que el premio fue muy placentero para mí.