domingo, 19 de junio de 2011

Capítulo cuatro.

El parque estaba a media hora de casa y eran las 20:50, así que iría tranquilito. Cuando iba de camino, vi a una chica muy guapa en la otra acera, de su gran belleza me quedé embobado y me choqué contra un coche que estaba aparcado en doble fila. Estuve todo el camino riéndome mientras la gente me miraba con cara rara. Tenía la sensación de saber lo que pensaban, según lo que pienso yo, ellos en sus cabezas decían "este niño está loco, ¿de qué se reirá?" Pero a mí, por mucho de las caras raras y lo que pensaban, me daba igual, yo soy feliz y me gusta reirme solo por la calle.
En cuanto llegué, solo habían dos personas esperando. Eran Verónica y Samuel, la parejita de clase. Como de costumbre, estaban juntos, seguramente habran quedado tiempo antes para estar solos un rato. Me acerco a ellos y les saludo.
-Hola, chicos.
-Hola, Adri, ¿qué tal?-dijeron los dos a la vez.
-Bien, ¿y vosotros?
-Bien, ya nos ves, jajaja.
-Si,... ¿aún no ha llegado nadie?-pregunté para no quedarme un poco incómodo.
-Pues no,... deben de estar por llegar-dijo Samu.
-Pues supongo que sí. Oye, ¿vosotros sabéis que vamos a hacer ahora?
-Pues ahora mismo, en cuanto lleguen todos iremos al McDonalds-respondió Vero.
-Amm, vale, ¿y después?
-Iremos a casa de Nerea y nos pondremos a hacer la fiesta del siglo-respondieron los dos a la vez, riéndose mucho.
-Jajaja, vale.
Anda, mira, por allí venian Martín y Carol, otra parejita del grupo. Llevaban juntos ya ocho meses, me daban envidia de cómo se llevan y los felices que eran cuando estaban juntos, pero me daba igual, yo, en aquel momento, no quería nada serio, a lo mejor, un rollo no me va mal, pero prefiero estar solo. Los dos tortolitos cuando nos vieron, saludaron con la mano y se pusieron a reír. Carol cogió a Martín y le dijo algo al oído. Quería saber que le habría dicho, pero no sé... Es una de estas sensaciones de que quieres saber algo, pero en el fondo no quieres...
-Hey, ¡hola, chicos!-exclamó Martín.
-¡Hola!-respondimos todos.
-¿Aún no han llegado los demás? Son casi y media...-preguntó Carol.
-Pues no,... deben de estar por llegar, espero que no tarden...-respondí.
En cuanto respondí, Samu y Vero se rieron los dos solos, supongo que era porque era la misma pregunta que pregunté yo antes,... pero no le doy importancia. Pasaron diez minutos y aparecieron todos los demás. Se disculparon algunos con la excusa de que había mucho tráfico y los otros que salieron tarde de casa. Nos quedamos otros diez minutos hablando en aquel lugar hasta que dos de los que estabamos allí dijeron: bueno, ¿nos vamos ya? Entonces todos accedimos. Fuimos primero al McDonalds, cenamos entre muchísimas risas y despues fuimos a dar una vuelta. Cuando nos aburrimos de dar una vuelta fuimos a casa de Nere. Eran las 22:45 cuando llegamos y la hora se me pasó volando. Cuando me di cuenta de la hora eran casi las doce, así que me despedí de la gente, en especial de Nerea y me fui corriendo a mi casa. Cuando llegué eran las 00:30, mi madre estaba sentada en el sofá, con la luz apagada y viendo la tele. En cuanto me escuchó, se dio la vuelta y me empezó a preguntar porqué llegaba tan tarde. Le conté lo sudedido. No me dijo nada importante, pero eso sí, al día siguiente no pude salir y me tuve que quedar en casa a hacer deberes; ya que quedaba poco para que acabase el mes.
En cuanto acabé de hablar con mi madre, subí a mi habitación, me puse el pijama, guardé la ropa que me puse y me fui a dormir. Me quedé dormido enseguida, ya que estaba muy cansado y no aguantaba más.

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